PENSAMIENTO: ¿CONTROLAS O MANEJAS?

Cuando las personas tenemos malestar ligado a pensamientos que nos rondan por la cabeza, me gusta hacer la distinción entre control y manejo.

Si a alguien se le pasa por la cabeza por ejemplo, la idea de lo mal que le va a ir mañana en la presentación del trabajo, y hace esfuerzos por no pensar en ello porque cada vez que lo hace se pone muy nervioso y se le revuelve el estómago, esta persona, está intentando controlar un pensamiento. Lo más probable es que a los 5 minutos se vea haciendo la misma acción porque es muy difícil, o casi imposible, obligarnos a dejar de pensar en algo que para nosotros es peligroso.

Pongamos que, en lugar de forzar la parada de pensamiento, esta misma persona, se dice a sí misma que es normal sentir miedo y ansiedad ante una exposición en público, se permite la emoción, la deja estar mientras cambia su pensamiento catastrofista por otro más positivo que le diga que se lo ha preparado bien, que lo ha hecho otras veces con éxito, que anteriormente también se puso nervioso y luego se le pasó, que es bueno en su trabajo y sabe de lo que va a exponer, que no se preocupe porque aunque es un miedo normal, en realidad todo saldrá bien. En este caso, está manejando un pensamiento.

Cuando intentamos dejar de pensar algo o eliminar una emoción a la fuerza porque no queremos tenerla al ser molesta, suelo hablar de control. Como no sabemos manejarla y sentimos que la situación nos desborda, intentamos controlarla. El manejo tiene más que ver con respetar las emociones, entender que son normales, dejarlas estar porque se pasarán y manejar los pensamientos que nos llevan a sentirnos así. Dependiendo del tipo de pensamiento la elaboración tendrá que ser de una manera determinada, pero la clave está en ver aquella parte del mismo que se sobrepasa de la realidad o la parte real que no se está viendo, como ha hecho la persona del ejemplo. No es una tarea sencilla pero con un poco de entrenamiento, todo el mundo lo consigue.