El asesoramiento e intervención infanto-juvenil se realiza de manera personalizada tras valorar la problemática de cada persona que asiste a consulta. Dependiendo de la edad del niño o niña, la dinámica de intervención suele sufrir variaciones.
Cuando los niños o niñas para los que se consulta son muy pequeños, en la mayoría de las ocasiones y problemáticas, con las pautas y el trabajo con los padres, suele ser suficiente para que el o la pequeño/a mejoren. Si trabajando desde el ámbito familiar no se mejorara lo suficiente, se podría trabajar directamente con el/la menor. Cuando tienen una edad media, las sesiones se reparten entre las pautas a los padres y madres y el trabajo con el/la menor. Y finalmente cuando hablamos de adolescentes, podrían tener también sesiones individuales a solas.
Desde el primer día se solicitan ejercicios y se dan pautas para ir abordando el problema expuesto.
Los problemas más habituales que se abordan a nivel infanto-juvenil, son los siguientes:
Rabietas.
Desobediencia y problemas de conducta.
Reacciones de ira e impulsividad.
Hiperactividad.
Dificultades escolares.
Dificultades en las relaciones sociales.
Miedos y fobias.
Separaciones de los padres.
Celos entre hermanos.
Problemas relacionados con la dependencia al chupete, lactancia…
Dificultades para retención del pis o las heces.
Dificultad para adaptarse a situaciones nuevas.
Técnicas y habilidades de estudio.
Problemas con la alimentación.
Déficit de atención.
Problemas emocionales.
Tics.
Las sesiones se realizan en un primer momento de manera semanal y con una duración de 50-60 minutos. El objetivo principal es darle un empujón al problema y tener tiempo suficiente para poder trabajar en las pautas prescritas, sin dejar pasar demasiado tiempo para poder ir puliendo variables que vayan apareciendo.
Se dan también pautas para personas del alrededor del niño o la niña si fuese necesario como por ejemplo a los/as abuelos/as, a la cuidadora, a los/as profesores/as…
Cuando la sintomatología mejora y la persona se va encontrando mejor, vamos espaciando las sesiones en el tiempo, a 15 días, un mes, tres meses, 6 meses y un año para ir realizando un seguimiento y evitar nuevas recaídas.
Siempre que fuese necesario se podrían modificar estos periodos en función de la necesidad, tanto aumentar como disminuir la frecuencia de las sesiones.
La terapia puede realizarse de manera presencial o a distancia por alguna de las aplicaciones de comunicación vía online.
Mi nombre es Tania Monzón Ruiz. Estudié psicología por pura vocación y me licencié en la Universidad Complutense de Madrid con honores en el año 2006.
Mi experiencia en la intervención psicológica comenzó incluso antes de acabar la carrera ....