Mitos sobre la Ansiedad

Las reacciones de estrés son respuestas naturales de nuestro cuerpo ante situaciones que interpretamos de peligro, o de difícil resolución. Todo el mundo tenemos esta respuesta que es completamente necesaria para nuestra supervivencia, no sólo las personas nerviosas. Cuando vivimos situaciones que hacen que dichas respuestas se salen de nuestro control, podemos decir que sentimos ansiedad, tendiendo a reaccionar ante situaciones que en realidad no son peligrosas ya para nosotros. La ansiedad es uno de los problemas mentales más comunes.

Cuando una persona siente un ataque de pánico, normalmente suele ser sin previo aviso y los síntomas son tan intensos que creen que pierden el control y van a morir o desmayarse, generando mucho temor. Sin embargo, dichas reacciones físicas, de agitación, subida de tensión, etc., son prácticamente incompatibles con el desmayo o el volverse loco, en realidad el organismo sí tiene el control ya que está lo más alerta que se puede estar.

A primera vista, puede parecer que si evitamos las situaciones que aumentan nuestra ansiedad, controlaremos los síntomas, “ojos que no ven, corazón que no siente”. Pero esto no es cierto y además es contraproducente. Existen varios motivos, el primero es que comenzaremos evitando algo que sabemos que produce ansiedad, pero a veces no es tan fácil puesto que nos podemos encontrar inesperadamente con aquello que nos produce ansiedad, teniendo reacciones exageradas ante esas situaciones. En muchas ocasiones con el paso del tiempo, cada vez son más las situaciones que nos irán provocando ansiedad y mayores las situaciones que evitaremos, hasta que llegará un momento en el que veremos limitada nuestra vida. Por otra parte, nuestra “memoria de la ansiedad” funciona de una manera muy concreta. Digamos que se almacena a nivel emocional el recuerdo de que una situación es peligrosa y por eso reaccionamos con ansiedad ante ella. Si la evitamos, nuestra memoria confirmará que efectivamente, esa situación es peligrosa y por lo tanto reaccionará con mayor intensidad al volverse a enfrentar a ella de manera inesperada. Por el contrario, si nos enfrentamos a dicha situación una y otra vez, y a pesar de que nos alteremos a causa de la ansiedad, seguimos repitiendo la experiencia, llegará un momento en el que nuestra memoria “aprenderá” que en esa situación no pasa nada y almacenará un nuevo recuerdo sobre ella, que no es peligrosa, disminuyendo así nuestra ansiedad e incluso eliminándola con el tiempo. La exposición graduada a las situaciones que nos producen ansiedad es la mejor opción para superarla.

La respuesta es no, como hemos comentado en el mito anterior. Pasa en muy pocas ocasiones, ya que la ansiedad queda funcionando a nivel interno e inconsciente aunque no nos enfrentemos a las situaciones que nos la producen y va creciendo sobre sí misma si no hacemos nada para superarla. La mayoría de la gente que acude a terapia por ansiedad, lleva ya muchos años sufriéndola y pueden comprobar por sí mismos que no se marcha sola.

El tratamiento más eficaz para superar la ansiedad es la Terapia Cognitivo Conductual, que trabaja con las emociones, los pensamientos y las conductas para enfrentarse a las situaciones que nos producen ansiedad. Normalmente tiene un tratamiento estructurado y con un cierto número de sesiones en los que realmente se van viendo resultados desde muy temprano y permite que las personas aprendan estrategias para enfrentarse a la ansiedad ellas mismas.

El tratamiento más eficaz para superar la ansiedad es la Terapia Cognitivo Conductual, que trabaja con las emociones, los pensamientos y las conductas para enfrentarse a las situaciones que nos producen ansiedad. Los medicamentos se recetan de manera habitual y son efectivos para paliar los síntomas temporalmente, pero no solucionan el problema de base y además no ayudan a la persona a confrontar las situaciones que les producen la ansiedad, aumentando así el problema. Los medicamentos pueden utilizarse en casos muy extremos y siempre de manera temporal.

Muchos de los pacientes que sufren ataques de pánico tienen crisis mientras duermen, y muchas personas con ansiedad tienen problemas para conciliar el sueño o se despiertan frecuentemente. Esto se debe a que nuestro celebro sigue funcionando cuando dormimos y si detecta en algún momento cualquier cosa como un ruido o una sensación que pueda parecerle peligrosa, pone en marcha todo el sistema de alerta del cuerpo que se manifiesta a través de la ansiedad.