Qué difícil es defenderse siendo niñ@ hoy en día. Si no hago nada, porque no me defiendo; si pego, porque me defiendo me castigan... Parece que nunca aciertan. Para evitar que l@s peques que no iniciaron el conflicto sean castigados por defenderse, lo cual puede extinguir sus ganas de defensa, les explico la escalera de la proporción. Ante un conflicto, intentaremos en primera instancia hablar con la persona, saber qué ocurre, si podemos arreglarlo, sí ha habido un malentendido... Para cuando esto no surte efecto, o nos insultan sin razón de ser, muchas veces la mejor opción es marcharse y dejar a quien sea con la palabra en la boca. En el caso de que no fuera posible, nos persiguieran o esto se repitiera más veces, habría que intentar pedir ayuda a un mayor (profe, mamá, papá, herman@...), que nos ayude a mediar en el conflicto o pegue un toque de control al peque que esté alterad@. Hay veces que no tienen a nadie cerca o les impiden moverse del sitio, en ese caso la ayuda hay que pedirla a gritos. Esto a veces deja sorprendid@ al agresor/a, y también consigue llamar la atención de algún adulto del entorno, aunque no estén cerca. Ya para cuando esto sea inviable porque estemos sol@s o porque nos tengan agarrad@s... Hay que intentar defenderse físicamente. Igualmente, esto tiene que ir progresivamente desde un empujón, un tortazo, una patada o puñetazo... hasta que se consigue escapar y pedir ayuda. Hay que dejar claro que nunca hay que pasarse de brutos, a no ser que nos estén propinando una paliza o algo así, cosa poco frecuente en niñ@s. Las situaciones sociales, muchas veces, son más complicadas que esto. Pero pretende ser una pauta sencilla para recordar. Por ello les comento que para resolver conflictos hay que AMAD: A= hablar, M= marcharse, A= pedir ayuda y D= defenderse. En ocasiones les tendréis que ayudar a identificar en que escalón están sus conflictos, más, cuanto más peques sean. Para cualquier consulta o más información sobre ello, podéis pedir una cita en el 622443388. Psicología Monzón.