HABLEMOS DE PANDEMIA
No podrían haber elegido peor nombre para la situación que vivimos que ¨Nueva normalidad¨ Un término que ilusiona, confunde y desilusiona a la vez. Desde que empezó la pandemia nunca hemos estado en la normalidad, ni nueva, ni antigua. Estamos pasando por una situación social sin precedentes como pudieron ser las guerras o los golpes de estado. Los efectos psicológicos que la situación provoca en las personas están siendo ignorados bajo ese término ambiguo de "nueva normalidad" Los únicos aspectos psicológicos que se conocen son los de las personas que se están llevando la peor parte de esto: personas enfermas, personal sanitario y otras profesiones imprescindibles, familiares de fallecidos y en todo caso el profesorado... pero ¿Y el resto de la población? El resto de esas personas que viven intentando recuperar sus vidas, sus proyectos e ilusiones pero ven cada semana, cada quincena que la pandemia les recuerda que no hay normalidad. Y aquí en esta nueva normalidad lo que hay es muuucha variabilidad. ¿Qué hay de la gestión del tiempo? Muchas personas han visto que de repente tienen más responsabilidades y el mismo tiempo, no, menos tiempo incluso para hacerlas. ¿O es que nadie ha notado el tiempo que se llevan las medidas de seguridad? Lo que se tarda ahora en hacer la compra, en recoger un paquete de correos, ir al banco, hacer una gestión burocrática, en llevar o recoger a los peques del cole, en volver a casa a por la mascarilla olvidada... Pero el día sigue teniendo 24 horas. Pues eso provoca estrés, ansiedad, sensación de no llegar a nada, de ser insuficiente, desesperación y frustración, en muchas ocasiones. ¿Qué hay de las preocupaciones? Ahora pensamos más y le damos vueltas más a los peligros. Nos preocupa la situación, la gente de riesgo de nuestro entorno, la gente a la que no le preocupa otra gente, nos preocupa el transporte, la conciliación, nos preocupa hasta saber cómo estornudar que ya no sabe uno si es mejor quitarse la mascarilla o estornudar dentro, en un pañuelo o en el codo o salir corriendo de la multitud... antes era muy sencillo, un segundo, ahora en esta "nueva complejidad" hay que pensarse hasta los actos reflejos. Esto provoca tensión, incertidumbre, miedo, ansiedad... ¿Qué hay de la monotonía? Ahora las noticias, la televisión, hasta la música gira entorno al monotema COVID. Tooodo lo recuerda. Cuánta gente no ha venido de sus vacaciones pensando que ha vivido un sueño en el que parecía que no pasaba nada y se ha encontrado de nuevo con el bajón de la "nueva complejidad". Cuánta no se ha podido ir porque tenía que trabajar estando agotad@s de este año tedioso. Y cuantos no se han ido porque no tenían dinero para despejarse un poco y ni se plantean desconectar porque su vida se ha convertido en la "cruda horribilidad" en la que no pueden pagar facturas o abordar la lista de la compra. Tristeza, frustración, desconcierto, sensación de irrealidad, enfado, angustia... Tenemos menos que compartir, que contarnos unos a otros porque hacemos menos cosas, menos intensas, más aburridas y normales. Nuestras vidas han parado, ralentizado, alguna incluso truncado. Apatía, frustración, aburrimiento, sensación de no hacer nada especial, de no tener sentido el día a día... ¿Qué hay de la tensión? Esa tensión de estar huyendo delante de los zombies, de ser perseguid@. Un positivo en el curro, ¿cuándo le vi, comí, desayuné con esa persona?, clase confinada en el cole, niñ@s de vuelta a casa, mi vecin@ es positivo. Y ¿cómo hago la PCR?, ¿dónde llamo, a dónde voy?, no me cogen el teléfono para la consulta médica, nadie atiende aquí, alla, ¿me presento en el centro de salud? ¿y si contagio a todo el mundo por el camino? Tensión, sensación de inestabilidad, miedo, ansiedad, contracturas, herpes, calenturas, sarpullidos en la piel, sensación de ahogo, ataques de pánico, hicondría... ¿Y las personas que viven solas? Las supervivientes que han aprendido a conciliar con su soledad, algunas de ellas acomodadas hasta el punto de no echar de menos a nadie y darles pereza retomar sus contactos sociales aislándose. Aquellas que nunca estuvieron cómodas con su soledad y sufrieron 3 meses de aislamiento como si de una cárcel se tratase. Aquellas que retoman con ganas y les vuelven a confinar en sus barrios... Tristeza, apatía, llanto, vacío, aislamiento, sensación de indiferencia... ¿Qué hay de la confianza? Sensación de que todo el mundo nos engaña. las que ya no creen en el sistema, en la política, en las administraciones, en las noticias, en el civismo de la gente, en personas que nos han defraudado y no han estado ahí, a veces no creemos ya ni en un@ mism@ o nuestra capacidad de afrontar más esta situación. Tristeza, desesperación, frustración, indefensión aprendida, sensación de desprotección, abandono, desgana, enfado, ira y agresividad. Todas las personas se pueden ver reflejadas en alguno de estos párrafos junto con: dolores de cabeza, contracturas, apatía, desmotivación, tristeza, mal humor, irritabilidad, ansiedad, llanto repentino o incontrolado, herpes, calenturas, sarpullidos, dificultad para respirar, de conciliar el sueño, somnolencia, cansancio, baja energía, etc. No son los síntomas del COVID, pero sí de la pandemia. Pocas personas hablan de ello, no los ignores, son importantes. No caigas en la trampa de minimizarlos porque todo es normal. NO, ESTO QUE ESTÁS VIVIENDO NO ES NORMAL Cuida de ti, de tus síntomas y de los síntomas de la gente que tienes a tu alrededor. No existen protocolos pero puedes hacer mucho por ellos. Algunas recomendaciones: 1. Respeta tu malestar: no lo juzgues, no te sientas un/a floj@ por no estar bien, tienes derecho a estar mal ante una situación así. 2. Escucha tus necesidades: desahogo, descanso, apoyo, diversión... 3. Dale prioridad a cubrirlas, permítete cosas que habitualmente no harías ante situaciones normales. Esto es la "nueva complejidad" recuerda. Si necesitas bajar el ritmo, contacto social, mimitos, llorar, hablar, distraerte, parar, volver a empezar o bajarte del tren para tomar aire, busca la manera de hacerlo. Volverás mejor. 4. No te olvides de incorporar en tu día a día una pequeña parte de lo que para ti es agradable: una comida, un libro, una conversación, una risa, un videojuego, una afición, un deporte, un olor, una imagen... 5. No pretendas seguir las actividades al mismo nivel que las tenías antes. Flexibiliza, no pases del todo a la nada, del "como no puedo hacerlo como a mi me apetece, no lo hago". Busca la manera de meter una parte de esa actividad en tu vida, adáptala a las circunstancias, mete sólo un %, pero no desconectes de lo que te gusta del todo o no sólo perderás un refuerzo vital sino probablemente, poco a poco a ti mism@. 6. Mantén contacto con tu gente. Quizás no en la misma intensidad ni frecuencia pero sí contacto. No te distancies demasiado, esfuérzate por saber de los demás y que los demás sepan de ti. 7. Intenta reinventarte. Busca, valora la posibilidad de hacer o participar en algo que antes jamás hubieras dicho que si. Haz lluvia de ideas con tu familia o amig@s, para hacer juntos o separados pero que os permitan seguir construyendo momentos entretenidos y agradables. 8. Separa espacios dentro de tu casa, o de las estancias (descanso/trabajo/ocio/), pequeños detalles pueden valer, iluminación diferente... y sal en la medida que puedas todos los días a tomar el aire. 9. Pide ayuda si ves que no consigues remontar. 10. Recuerda que no hay nada de normalidad en esta situación y que tienes que adaptarte, aprender a vivir, sentir y actuar en un estado social diferente... y eso, SIEMPRE CUESTA.