LOS LOGROS
Cuando trabajo autoestima, casi siempre empiezo preguntando a mis pacientes sobre los logros alcanzados en sus vidas. Habitualmente los tres, cuatro primeros salen rápido, pero después... con lentitud la nada. Sobra decir que si trabajo este tema es porque considero que lo necesitan y cuento con el bloqueo que voy a encontrar. Pero lo que que quiero reflexionar hoy es otra cosa. ¿Os habéis preguntado alguna vez, que es para vosotros un logro? Normalmente me encuentro con respuestas estilo "algo muy importante que has conseguido con esfuerzo y sufrimiento" ¿Estáis de acuerdo con esta definición? Yo no. Hoy en día estamos sometidos a mucha presión por alcanzar el éxito, nos comparamos o comparan constantemente con los demás y estamos tan superformados que se normalizan los objetivos alcanzados hasta el punto que las personas no consideran que tienen un logro si no se sale de lo habitual. Y ¿cuantos pueden presumir de ganar un primer premio en algo? Debe ser entonces que el éxito esta reservado a un grupo muy reducido de gente. Por otra parte, procedemos de una cultura judeocristiana donde la culpa, el sufrimiento y la conciencia de deber ha sido marcado a fuego. Donde la palabra trabajo (que viene de tripalium, un objeto de tortura en la edad media) es un valor básico, sin el cual no se consiguen grandes cosas. Es decir, para conseguir el éxito hay que sufrir y trabajar duro. Pues yo os propongo otra definición de logro: aquello que me he propuesto como objetivo y he alcanzado. PUNTO. A veces será con esfuerzo, a veces con sufrimiento, pero otras veces con tan sólo tiempo, mucho de el puedo haberlo disfrutado, en ocasiones hasta me he podido divertir sin sufrir nada de nada, ha podido resultarme fácil a ratos o siempre, pero lo he conseguido. Creo que hay que acabar con las respuestas estilo "bueno, sí, soy una gran bailarina pero no es un mérito porque a mi me gustaba y me resultaba facil" de tal manera que convertimos aquellas características positivas que nos hacen únicos en poco satisfactorias o suficientes solo por ser fáciles. Hay que trabajar en la línea de valorar nuestras habilidades, los objetivos conseguidos y las características que nos llevan a ellos como algo meritorio que nos hacen buenos y especiales y capaces de muchas cosas. Normalizarlos solo porque otros los tienen también, o porque no se haya sufrido por el camino es caer en la exigencia poco reforzannte que nos llevará, antes o después, a una sensación de insatisfacción constante con nosotros mismos y por lo tanto a la baja autoestima e inseguridad ante muchas situaciones. Ahora os vuelvo a preguntar ¿cuales han sido vuestros logros en la vida? Un, dos, tres, responda otra vez.